Al escribir Invierno en Douram quería narrar la historia de una civilización similar a la nuestra en el Siglo XV, donde ya existían las armas de fuego, aunque en este caso introduje vehículos, algo que en nuestro mundo no ocurrió hasta el S. XVIII. Ese salto histórico, de todos modos, no interrumpe la lectura, ya que la localización de los personajes en un tiempo y un mundo imaginarios me dio libertad suficiente como para no meter la pata con posibles anacronismos. También me gustaba la idea de hacer un viaje de descubrimiento y autodescubrimiento, como lo fue en su momento la búsqueda de la fuente de la juventud o El Dorado.

 

Eliminar de la historia los componentes tecnológicos con los que contamos en la actualidad me parece una buena oportunidad para que los personajes solucionen los obstáculos con ingenio y, después de darle unas cuantas vueltas, me dejé llevar por las infinitas posibilidades que nos ofrece la ficción especulativa.

 

Gabriel Rancel.